(Miniatura en pálej por: K. y B. Kukuliyevy)
Si acaso pudiérase terminar con
la existencia del tetracefálico dragón
por blandires de la tizona del Arráez,
cosa muy difícil dado el número de apéndices,
el desconocimiento de anatomía y fisiología intradracónicas,
las posibles capacidades piroclásticas,
la grácil y avezada dinámica de vuelo,
la posible esencia ponzoñosa de la púa caudal
y las afiladas garras frontales,
el auto-aclamado adalid corre un gran riesgo de emasculación
por parte del carolingio accipitriforme.
la existencia del tetracefálico dragón
por blandires de la tizona del Arráez,
cosa muy difícil dado el número de apéndices,
el desconocimiento de anatomía y fisiología intradracónicas,
las posibles capacidades piroclásticas,
la grácil y avezada dinámica de vuelo,
la posible esencia ponzoñosa de la púa caudal
y las afiladas garras frontales,
el auto-aclamado adalid corre un gran riesgo de emasculación
por parte del carolingio accipitriforme.
Autor: M2